jueves, 9 de abril de 2009

Nuestra inseguridad de cada día

El intendente de San Isidro, quiso levantar un muro para proteger a una parte de las gente que vive en su distrito.
Ese muro solamente sirvió para poner de relieve la división de clases y la falta de instrucción de muchos de los que bajo los efectos de otros que nunca dan la cara, lo tiraron abajo .
Lo penoso es que muchos de los que se encargaron de derribarlo, son chicos, son menores de edad.
¿Que le espera a la sociedad argentina, si los menores que debieran crecer con el ejemplo de sus mayores son incitados a la destrucción?
El muro fue una decisión equivocada. ¿Pero que puede hacer un Intendente con la falta de seguridad en su partido?
Uno de los supuestamente perjudicados por el muro, la emprendió contra el Intendente Posse a quien le advirtió que no lo fuera a buscar en remis, para votar en las próximas elecciones.
Una práctica común en nuestro país. Pero que muestra la poca cultura cívica de quienes demandan por sus derechos.
La inseguridad se combate con la ley y la prevención.
La prevención debe ser activa y no pasiva. Se le debe permitir a la policía a pedir identificación a a aquellos que actuan de manera confusa, el llamado merodeador.
Hoy la policía tiene las manos atadas. El delincuente le falta el respeto y no le teme, por lo tanto lejos estamos de poder poner algo de seguridad en las relaciones humanas cotidianas.
La ley debe ser modificada, especialmente en el Código de Procedimiento Penal. Demaciadas chicanas legales y muy poco apego de los jueces en evitarlas y ponerlas en evidencia como un elemento distorsivo de la verdad jurídica.

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