jueves, 19 de noviembre de 2009

Angeles sueltos

Tenemos muchos ángeles sueltos en Argentina.
Los menores delincuentes acosan a una sociedad ávida de seguridad, pero lamentablemente la Justicia tiene los ojos dispersos y no logra enfocar bien la problemática.
En esta semana, el asesinato de la arquitecta catequista en Wilde, el crimen de una madre y su hijo en City Bell, el ataque a Cáceres, y tantísimos casos más que no salen a luz.
Todos estos actos están cometidos por menores.
Al menos la policía hace mención de ello ni bien le ponen un micrófono adelante.
¿Son todos menores esos delincuentes?
Se sabe que muchos delincuentes mayores se escudan en menores para éstos soporten la carga del delito y ellos zafen de la sanción penal.
Entonces tanto la justicia y la policía aprovechan esta situación para no profundizar la investigación al tener un menor retenido.
El gobernador de la Pcia. de Buenos Aires propone la disminución de la edad de imputabilidad. Es una medida muy poco electoralista, en especial para el segmento social que habitualmente concurre a los actos políticos, pero la medida apunta a la disminución de la delincuencia y aumentar la seguridad de los ciudadanos.
Tengamos en cuenta que un menor que delinque no tiene noción acabada de lo que es el mal y lo que es el bien y justamente por esa razón es que al que comete un delito hay que encerrarlo.
El razonamiento es exactamente al revés de lo que la jurisprudencia y la doctrina proponen.
Cuando una persona no es capaz de distinguir entre lo malo y lo bueno, entonces hay que apartarlo de la sociedad porque además de ser un peligro para terceros lo es para si mismo.
Nada malo le pasará al menor que purgue varios años en una cárcel. El gobierno debe asegurarle que su estadía será para resocializarse y no para perfeccionarse en cómo robar o matar.
Es imperioso modificar el código de procedimiento penal.
De nada sirven la aparatosidad conque se mueve la policía, el rastrillaje por helicópteros o patrulleros de lado para el otro. con hacer sonar las sirenas los delincuentes no frenarán su accionar, al contrario se incentivan aún más porque apuestan a cometer el delito antes que llegue la policía.
Se confunden los que pregonan los derechos humanos que parece que solamente son aquellos derechos vinculados con ideologías políticas, los derechos humanos comienza por el derecho a la vida y eso es lo que está en peligro ahora.
La Presidenta debe preocuparse por la seguridad de todos los argentinos, no solamente por cuestiones que solamente interesan a la clase política.

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